MI OBSERVACION SOBRE "DINKIRK"

Christopher Nolan es un director considerado por muchos como un "director sobrevalorado". Otros lo defienden a capa y espada gracias a la única perspectiva que muestran sus cintas. Se le agradece por la trilogía de Batman.
‘Dunkirk’, su más reciente cinta, padece del mismo problema del director. Nolan pasa de las posibilidades de un futuro en el espacio a una historia que tiene lugar durante la Segunda Guerra Mundial. Es la crónica de Dunkirk y de Reino Unido por escapar de uno de los mayores desastres militares en la historia.
‘Dunkirk’ es una asombrosa cinta, pero solo bajo las circunstancias correctas. Una historia pensada para ser disfrutada en Imax, lo que lastima su impacto en otro tipo de pantallas. Es una historia de guerra, pero no cercana a versiones más modernas de este género. Quiere entregar una versión diferente del miedo en la batalla, pero su método para hacerlo puede no conquistar a todos los asistentes. Su orden narrativo tampoco facilita las cosas, incluso si las historias que pretende entregar tienen su encanto.

Dunkirk
Un 80 por ciento de  ‘Dunkirk’ fue filmado con cámaras Imax.
Esto es porque ‘Dunkirk’ quiere entregar el horror de la Segunda Guerra Mundial a través del sonido. A medida que la cinta avanza el espectador aprenderá a temer más al ruido que a la imagen. El ascendente zumbido de una aeronave acercándose o el silencio que antecede una bala anónima. En ‘Dunkirk’ el sonido anticipa la muerte. 
Se le suma a esto la composición musical de Hans Zimmer, quien muy seguramente recibirá una nominación a los próximos Premios Óscar con una banda sonora que cumple en muchos casos la función de diálogo.
Dunkirk
Las películas modernas de guerra han normalizado ciertas cosas dentro del género. Por ejemplo, estamos acostumbrados a que la sangre hable de la crudeza del conflicto. El color rojo y los cráneos destrozados hacen parte de esta fórmula. Las groserías son sinónimo de camaradería y es común encontrar una conexión emocional con los protagonistas a través de un pelotón que es diezmado poco a poco.
‘Dunkirk’ se aleja de esta fórmula y pretende entregar una versión diferente de la guerra. Para empezar, la sangre es algo que no se ve mucho en la cinta. No utiliza el gore para crear temor. La mayoría de las muertes ocurren fuera de pantalla y no involucran a alguien llorando o pidiendo regresar a casa. El silencio es el sinónimo de la muerte en la cinta. Y esto se reafirma cuando descubres que casi no existe diálogo en el filme. La mayoría del tiempo los personajes se expresan con frases cortas o no hablan del todo, sino que dejan a los sonidos y música hacer el trabajo por ellos.
Esto tiene su punto positivo y negativo. Por un lado se trata de una experiencia diferente, en especial para aquellos fanáticos de las cintas de guerra. Pero si no logras conectar con esta idea lo que queda es una película que puede llegar a ser aburrida en exceso. No es el ‘clásico’ filme lleno de acción que te mantiene lleno de adrenalina. ‘Dunkirk’ se aleja de esos trucos y propone una forma diferente de ver la guerra. 
Dunkirk
Una de los mayores problemas de ‘Dunkirk’ está en que no cumple del todo con lo que se espera de un relato histórico. Para empezar, el filme brinda muy poca información sobre el evento que quiere contar. Los detalles más importantes son resumidos en cuatro frases al inicio de la película. Nolan no quiere (o no cree que se deba) profundizar en lo demás, así que lanza de inmediato al espectador al campo de batalla.
El problema está en lo siguiente: ‘Dunkirk’ es una historia de derrota y temor. Es el relato de una nación que debe escapar después de fracasar en su intento de cambiar las olas de la guerra. De soldados que no solo perdieron la oportunidad de regresar como victoriosos, sino que además se encuentran atrapados entre el enemigo, y que cada hora ven cómo las manos alrededor de su garganta se van cerrando.
Pero para comprender todo esto es necesario contexto. Se puede pensar en películas como ‘Saving Private Ryan’, que consiguen entregar con diálogo los elementos necesarios para entender ese momento histórico. ‘Dunkirk’ falla en este punto, lo que puede dar como resultado una cinta que no entregar por completo esa conexión emocional con la guerra.
Ahora creo que es difícil recomendar "Dunkirk", no porque sea una mala película, no lo creo así. Es complicado porque en cierta manera pareciera que exigiera cierto compromiso por parte del espectador. No es una historia de guerra en la que puedes simplemente sentarte y esperar ser entretenido. Si lo que buscas es adrenalina o emoción, es probable que salgas aburrido del teatro.
Y de nuevo, no es porque sea un filme escaso de momentos de tensión. El problema es que esas sensaciones se construyen de una manera que para ciertos espectadores puede resultar tediosa. Si después de ver "Dunkirk" puedes escuchar los aeroplanos zumbar por encima de tu cabeza y por eso crees que la cinta tiene ese éxito.

El otro problema para muchos estará en la forma como Nolan cuenta la historia. ‘Dunkirk’ se divide en tres diferentes perspectivas que están separadas en el "tiempo". Para muchos este orden narrativo sólo puede hacer que el espectador encuentre difícil de entender la cinta. 
En última instancia, "Dunkirk" es una buena película. Pero al igual que una sinfónica es necesario tener la disposición para poder apreciar las cosas buenas.

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